Propósitos de año nuevo
Padre Hugo Tagle En twitter: @hugotagle
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Padre Hugo Tagle
Buen lector, aquí unas modestas sugerencias para sobrellevar este complejo año 2020.
Se ha hablado mucho de dignidad. Empecemos por casa. Mejoremos el trato, seamos respetuosos, tolerantes. Recuerde que su libertad termina donde empieza la libertad del otro. Si hay derechos, es que tengo deberes. Escuche, trate de empatizar, ver la parte de verdad en la opinión del otro. Evite pelambres. No se fije tanto en la paja en el ojo ajeno, sino más bien ¡en la viga en el propio!
Piense bien lo que va a decir. Déjese aconsejar, mire en su interior y luego hable. Somos dueños de nuestros silencios, pero esclavos de nuestras palabras.
Seamos solidarios. Este año habrá que tender muchas manos. Tendremos un alto desempleo. Si puede crear trabajo, ¡hágalo! Apoye la industria nacional comprando en PYME, apoyando algún negocio de familiares, amigos o vecinos. Sea generoso, recompensa con creces.
Sea paciente y comprensivo. La paciencia y la mansedumbre van de la mano con la paz. Evite los gritos y, por cierto, ¡nunca insultar! Dignifique con su trato. Que los demás se sientan bien con usted. No humille.
Es un año en que habrá que “trabajar más”. Sea laborioso, puntual, responsable. Muestre buena disposición, iniciativa y buena voluntad. Tenemos la maravillosa oportunidad de hacer de este pequeño rincón del mundo un mejor lugar para vivir para todos, sin excepciones. Haga su trabajo con pasión, humildad y calidad.
Pase más tiempo con su familia e hijos. No sé en qué quedará lo de las 40 horas laborales. Ojalá se pueda compatibilizar con un crecimiento hoy tan necesario. Como sea, busque más tiempo para su familia.
Súmese a todas las campañas de cuidado del medioambiente y ahorro de agua. Sea ingenioso y proactivo. Todo suma. Haga más deporte. Sobre todo, comunitario. Es más, ojalá sea en un grupo heterogéneo, mezclado. El deporte haría mucho por barrios más integrados. Pienso en ligas de fútbol, etc. Tema para una próxima columna. Por ahora: más deporte. Y de paso, bajamos de peso.
Propóngase leer más. Comente a otros lo que lee. Es una enfermedad que se contagia. Si los chilenos leyéramos más, seríamos más felices.
Si es creyente, vuelva su mirada a Dios. Que no sea sólo en los minutos que sobran. Viva su experiencia de fe en comunidad. Se reza mejor con otros. Somos familia. Será un año en que habrá que pedir mucho la sabiduría divina. Y Dios no falla.
Que su meta del año sea hacer felices a otros, más que buscar ser feliz uno mismo. Porque en hacer felices a los demás está el secreto de la verdadera alegría y de un año exitoso.